Descripción
Esta gorda me dio mucha lástima cuando la escuché hablando de sexo con las amigas. Todas contaban sus aventuras, y ella tenía una cara de tristeza tremenda. Hacía muchos años que nadie le tocaba una teta ni le miraba el culo más que para reírse de lo enorme que lo tenía. Por eso se me ocurrió darle el mejor regalo de navidad de su vida, y la invité a follar. ¡Me dijo que sí a la primera! Al principio pensaba que estaba bromeando, pero cuando llegamos a su casa y comencé a desnudarla, se dio cuenta de que no. ¡Con qué facilidad se puso en bolas a cuatro patas para recibir mi polla en el coño para que se lo taladrara hasta correrse!
