Descripción
Todavía no entiendo cómo permití que el abuelo de mi novio me metiera la polla en el coño y me follara hasta correrse. Todo comenzó cuando, mientras me arreglaba frente al espejo, el viejo verde me tocó el culo. Yo lo miré mal, como amenazándolo con darle una hostia si volvía a tocarme, pero él no se detuvo. Se me echó encima, empezó a tocarme el coño y las tetas, me levantó el vestido, me bajó las bragas y yo, no sé por qué, dejé de resistirme y comencé a gozar. Cada vez que recuerdo la experiencia lloro, pero en el momento, hasta me corrí mientras el anciano me follaba por la fuerza.
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