Descripción
Volver a follar con mi amante después del parto fue una experiencia irrepetible. Había pasado tanto tiempo desde nuestro último polvo que la sentía una mujer diferente. De hecho, estaba totalmente cambiada. Su coño estaba más dilatado, su barriga un poco hinchada y sus tetas, además de enormes y con dos grandes pezones, estaban repletas de leche materna. Chupárselas fue maravilloso. ¡Echaba leche por todos los sitios! Parecía que fuese su venganza, ya que después de haberle hecho tragarse mi lefa tantas veces, ahora era mi turno de beber de la suya. Además, con semejantes melones por fin pudo hacerme una paja cubana… así que me lo pasé, literalmente, teta.