Descripción
Vero Buffone no soportó enterarse de que su hijo había estado fumando en el cuarto o, mejor dicho, prefirió hacerse la enojada. Es que en realidad no era algo tan grave, pero ella necesitaba una excusa para castigarlo. Estaba deseando tanto comerse una buena polla que la del hijastro le venía como anillo al dedo. Primero le quitó un cigarro y se lo fumó en sus morros. Después se puso a comerle la polla y, para terminar, se lo folló. Esa fue la primera vez que se dejó penetrar por el hijastro, pero no la última. Desde entonces, Lu Roque no ha querido follarse a otra mujer que a su madrastra.
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