Descripción
Esta rubia madura se lo pasaba bromeando con los negros del gimnasio. Ellos le decían que se la querían follar porque no se podía morir sin antes probar una doble penetración interracial con dos negros bien polludos como ellos. Ella, entre risas, les decía que si no estuviera casada ya se los hubiera follado hace rato. Todo era broma, carcajadas y cachondeo hasta que la rubia se enteró de que el marido le ponía los cuernos. Ese mismo día invitó a los negros a la casa después del gimnasio para hacer un trío. Después de probar esos dos rabos gigantes taladrándole el coño y el culo al mismo tiempo, la rubia decidió separarse y, con la pasta que le sacó al esposo, se fue a vivir con los dos negros. ¡Ahora se lo pasa mamando pollas y follando todos los días!