Descripción
Como tantas veces se despertaba con la niebla cubriendo su mente, había sido una gran fiesta anoche, apenas podía recordar cómo llegó a esta cama y, sobre todo, quién era el hombre al lado era lo único de lo que estaba segura, esa gran polla presionando más y más fuerte contra sus nalgas no se podía olvidar tan fácil. Sin dudarlo abrió un poco las piernas, el lugar perfecto para que la anaconda entrara en la cueva, el hombre desconocido pronto comenzó a gemir de placer que le estaba dando follar de nuevo por la mañana recién levantado.
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