Descripción
No sé por qué las sonrisas que me dedicaba la chica de la limpieza cada mañana me hicieron pensar que quizás tendría alguna posibilidad de follármela, pero para no liarla por las dudas de que estuviera equivocado, no se me ocurrió intentar nada hasta el último día. Aquella mañana, cuando entró en el cuarto, la recibí desnudo, envuelto en una toalla. Enseguida me di cuenta de lo nerviosa que se puso y supe que solo tendría que provocarla un poco para follármela. A los pocos minutos, ya estaba como loca, deseando desesperadamente que se me cayera la toalla y me quedara desnudo apuntándola con la polla dura. Apenas me vio el rabo se puso a mamármelo. ¡Se salía de la calentura! Follarme a esta zorra latina al final fue mas fácil de lo que me imaginaba.