Descripción
Confesar que me he follado a mi mamá no me hace mucha gracia, pero la verdad es que me lo he pasado de cojones. La culpa es suya porque, sabiendo que tengo el sueño muy pesado, se echó encima mío sin bragas para intentar despertarme. ¡Cómo se le ocurrió semejante cosa! ¿No sabía la guarra que los hombres siempre despertamos con la polla dura como una piedra? Así fue como mientras me sacudía para que me despertara, se la metí sin querer. Al sentir mi polla dentro de su coño la zorra emitió un gemido y, tras una breve pausa, se puso a cabalgarme. ¡Por Dios! ¡Qué tremenda puta resultó ser mi madre y que rico fué follármela!