Descripción
Esta latina morena había comprado una gran cantidad de consoladores que se veían muy lindos a través de la pantalla pero, cuando tuvo la posibilidad de verlos y tocarlos personalmente, se dio cuenta de que no eran la gran cosa. Ninguno de ellos podría suplir a una polla verdadera, así que ni hacerse una paja la dejaría satisfecha. Por eso, decidió pagarle la propina en carne al repartidor, quien con gusto sacó la polla para que se la mamara y aceptó encantado la propuesta de follársela. La latina, después de chuparle el rabo hasta ponérselo como una piedra, se desnudó y se inclinó sobre la mesa para que se la clavara desde atrás. ¡Qué polvo mas rico el que se echaron!