Descripción
Qué alegría me dio descubrir mi verdadera vocación aunque ya sea bastante mayor. Será por eso tal vez que ordeñar pollas me gusta tanto, y no ando necesitando mamarlas ni follar con tíos todo el tiempo para satisfacer mis necesidades sexuales. Con solo masturbar chavales hasta sacarles la última gota de leche me siento feliz. El placer que me provoca ver sus rostros lujuriosos y las miradas que me dedican mientras gimen en el momento del orgasmo es indescriptible. Podría hacerlo de gratis, y encima me pagan. Sin dudas, ser masajista es lo mejor que hay, sobre todo cuando los clientes solo vienen por el final feliz.