Descripción
Cansados de encontrarnos a escondidas en sitios públicos, de meternos mano en el coche y de los polvos rápidos en los pasillos de la oficina, mi compañero de trabajo y yo decidimos inventarnos una fiesta empresarial como excusa para escapar de nuestras casas y pasar una noche a puro sexo en la habitación de un hotel. Mientras mi marido y su esposa creían que estábamos en una fiesta, nosotros disfrutábamos por primera vez de fundir nuestros cuerpos desnudos, tocarnos sin restricciones, chuparnos desde la boca hasta los pies y follar apasionadamente. Nos lo teníamos merecido. Mi amante necesitaba tanto de chuparme las tetas y el coño durante horas como yo de comerle la polla hasta que me doliera la boca.
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