Descripción
Mis compañeros de piso no paraban de hacer ruidos extraños. Hacía poco que estaba conviviendo con ellos, así que era la primera vez que escuchaba algo así. Al acercarme a su cuarto, me di cuenta de que estaban follando, y eso me puso el chocho en llamas. Me calenté tanto que no pude evitar entrar en la habitación y pedirles permiso para unirme a ellos. Por suerte aceptaron encantados, y lo mejor de todo es que la tía era bisexual, así que aparte de disfrutar de la polla del novio, nos comimos los coños y nos besamos apasionadamente mientras nos tocábamos.