Descripción
Aquel día me desperté al mediodía después de haberme pasado la noche bebiendo y, mientras todavía estaba en al cama, mi nieta entró por la puerta. Acababa de regresar del instituto, con su sexy uniforme de siempre y sus gafas de puta que me ponen la polla al cien, y se acostó a mi lado. De repente empezó a acariciarme de una forma muy distinta a como una nieta debería acariciar al abuelo. Evidentemente estaba muy cachonda, ya que enseguida me dio un morreo y empezó a desnudarse. ¡Qué mamada de polla más rica me hizo! Aquella fue la primera vez que me la follé y, desde entonces, todos los días la espero cuando vuelve del instituto con la polla dura para follármela.
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