Descripción
La zorra de mi hermanastra sabía que estaba duchándome. Es más, sabía también que me la estaba cascando, porque la puerta es transparente. Por eso no le creí nada cuando la abrió y se metió en tetas con la excusa de que no sabía que yo estaba allí. Era obvio que quería que nos bañásemos juntos, y los razones más que evidentes. ¿Qué otra cosa podrían hacer un hermanastro con su hermanastra desnudos bajo la ducha, aparte de enjabonarse uno al otro? Todo empezó con una mamada. La guarra me comió la polla como nunca nadie me la había comido, así que como premio la puse de espaldas y me la follé contra la pared.
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