Descripción
El sueño de mi esposa era probar una polla negra y mi obligación era la de ayudarla a cumplirlo. No me quedaba otra alternativa, ya que si yo no lo hacía, lo haría ella por su cuenta. Yo tendría que encontrar al negro perfecto, presentarlos, presenciar el encuentro y grabarlo todo con total naturalidad. Aunque me estuviera muriendo de celos porque el negro, con su polla mucho mas grande que la mía, hacía gozar a mi esposa como yo nunca pude, tenía que disimularlo. Era la única forma de que la próxima vez volviera a querer que la viera follando y chupando pollas ajenas…
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