Descripción
Me costaba entender por qué mi amiga venezolana era tan difícil. Me había ligado a tías mucho más guapas y ella, que no era de las más bonitas precisamente, no me dejaba tocarle un pelo. Ese día, en el coche, descubrí la razón. Ella sabe que a mí me gustan las tías totalmente depiladas, y a ella le gusta llevar siempre el coño peludo, Eso me llevó a replantearme toda mi estrategia de seducción, así que cuando llegamos a casa le enseñé la polla y le pedí que me la chupara. El morbo de la situación la fue excitando poco a poco hasta que, cuando noté que ya estaba bien caliente, le pedí que se volteara y me dejara follarla desde atrás. ¡Por fin pude clavármela de una vez!
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