Descripción
La pobre Marsha May estaba cansada de esperar el autobús y se montó en la furgoneta del chaval que se ofreció gentilmente a llevarla. En ese momento, se sintió muy aliviada. Aquel tío había resultado su salvador, y gracias a su ayuda llegaría a casa a horario. De pronto, el muchacho que parecía tan majo se convirtió en un demonio. Amenazándola, le ordenó que se quitara la ropa y ella, presa del miedo, obedeció. Después se detuvo al costado del camino, la obligó a comerle la polla y, como era evidente, se la folló brutalmente, sin piedad y al aire libre, para que se sintiera totalmente humillada.
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