Descripción
Aunque al principio pensé que lo estaba haciendo inocentemente, enseguida me di cuenta de que la zorra de mi sobrina me estaba enseñando las bragas a propósito para provocarme. Ya no era aquella jovencita a la que veía como una hermana. Estaba hecha toda una mujer a la que cualquier hombre se follaría sin dudar un segundo. Entonces, se me ocurrió enseñarle mi polla dura para ver su reacción, e inmediatamente se puso a chupármela. ¡No me lo podía creer! ¡Mi sobrina era una guarrilla chupapollas y me la estaba mamando mejor que ninguna otra mujer! La experiencia no podía terminar de otra forma que con una buena follada. La zorra estaba tan guarra y entregada que la puse a cuatro patas y me la follé bien duro por el culo hasta partírselo en mil pedazos.