Descripción
La vieja del tercer piso subió a quejarse por el volumen de la música y mi amigo, que estaba bastante borracho, le preguntó si no tenía ganas de entrar y pasar un buen momento entre los tres. Yo ya me imaginaba a la abuela a los gritos, puteándonos, cuando de pronto entró, cerró la puerta y se puso de rodillas frente a nosotros. Cuando nos ordenó que sacáramos las pollas pensé que estaba bromeando, pero antes de que le respondiéramos nos bajó los pantalones y se puso a chupárnoslas. Obviamente, acabamos montando un trío en el que hasta nos dimos el gusto de follarla por el culo. Increíblemente, la anciana de 76 años resultó ser un putón verbenero.