Descripción
La relación entre esta peruana culona y el hermanastro siempre fue muy buena y respetuosa mientras vivieron en la misma casa, pero desde que ella se mudó, ya no se sienten tan hermanos. O sea, se dan permiso para coquetearse, y hasta para seducirse, como pasó la última vez que se vieron. En medio de una charla caliente, se dieron un morreo y acabaron en la habitación. El chaval por fin pudo poner a la hermanastra a cuatro patas y ver ese culo que tanto tiempo llevaba deseando en todo su esplendor mientras se la follaba como si fuera el último polvo que se echaría en su vida.