Descripción
Desde que descubrí que mi tía es una verdadera puta la visito todas las semanas. No porque me interese lo que haga con los otros hombres, sino porque es una cerda incestuosa que se vuelve loca cada vez que ve mi polla. Apenas entro en su casa, me invita a sentarme a su lado en el sofá y empieza a meterme mano. En menos de un segundo me baja el pantalón, se pone a masturbarme y comienza a chuparme la polla. Eso me pone a mil por hora y, cuando ya no aguanto más, me la follo en todas las posturas. Mi tía es tan zorra que, a la hora de correrme, me deja echarle la leche donde me sale de los cojones.
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