Descripción
El terapeuta quiso indagar más acerca de la sexualidad de Adriana Chechik cuando ella le confesó que se sentía una ninfómana insaciable porque quería tener sexo todo el tiempo. ¿Qué hizo entonces la morena? Se sentó sobre la mesa, separó las piernas y comenzó a tocarse enseñándole el coño en primer plano. No conforme con eso, cogió un consolador y empezó a masturbarse, para dejarle bien claro que se moría de ganas de follar. Dos segundos después ya estaba chupándole la polla y, al rato, ya estaban follando. Al psicólogo no le quedó ninguna duda de lo puta que puede ser Adriana cuando está cachonda.
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