Descripción
El negro estaba obsesionado con su vecina transexual. Siempre le habían gustado las shemales, pero nunca había tenido sexo con ninguna. No se animaba a pagarle a alguna y no sabía a donde ir para ligarse travestis. Por eso, cuando la vecina se mudó a la casa de al lado, se hizo amigo rápidamente para empezar a coquetearla. Un día por fín se atrevió a ir a su casa con intenciones de follársela, y aunque acabaron teniendo sexo, no fue como él esperaba. La trans enseguida lo puso a comerle la polla y, sin decirle una palabra, lo puso a cuatro patas y lo penetró. El negro se dejó desvirgar el culo con la esperanza de que, la próxima vez, invirtieran los roles.