Descripción
Juan El Caballo Loco llegó a la casa y, al abrir la puerta, se encontró al padrastro en bolas sobre el sofá, gimiendo mientras la tía le daba masajes en los pies. Era evidente que ya se la había mamado o, al menos, masturbado, lo cual no estaba bien siendo la hermana de su esposa. El cobarde del padrastro decidió evadir la situación yéndose al curro, pero la tía de Juan se hizo cargo y le propuso darle uno de sus maravillosos masajes con final feliz a cambio de que se olvidara de lo que había visto. El yogurín español aceptó la propuesta y sí, finalmente se olvidó de la escena entre la tía y el padrastro. Lo que nunca olvidará es la paja y la mamada que le hizo la tía para ponerle la polla bien dura antes de que se la follara.