Descripción
Entrar en la casa y encontrarse al mejor amigo del hijo sentado en el sofá del salón era como un regalo del cielo para la tetona Britney Amber. Aquel yogurín era bien guapo y, además, estaba estudiando para masajista. ¡Era la excusa perfecta para hacer que le pusiera las manos encima! La tetona le pidió que le hiciera unos masajes y, cuando se quitó la ropa y se quedó en lencería, lo puso a mil por hora. No le costó nada provocarlo y calentarlo, menos aun después de quitarse el sujetador y meterle las tetas en la boca. El yogurín quedó encantado de la vida follándose a la madura. Las mamadas increíbles de la madre del amigo no las olvidará jamás.