Descripción
La tetona Belinda Bee se vio acorralada. Por un lado, no quería ponerle los cuernos al marido y mucho menos a minutos de conseguir el crédito para comprar la casa en la que vivirían por el resto de sus vidas. Por otro, era enseñarle las tetas al prestamista o seguir alquilando para siempre. Después de todo, el esposo le había sugerido que se fuera bien escotada, así que si enseñar los melones le estaba dando sus frutos, no podía echarlo todo a perder. Tímidamente, sacó las tetas y dejó que el tío se le acercara, empezara a tocarla, sacara la polla y se la metiera en la boca. Belinda ya había entrado en su juego, y no estaba dispuesta a perder. Ni siquiera aunque, después de hacerle la mamada, tuviera que dejarse follar…
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