Descripción
La repartidora de pizzas ni siquiera había tenido el mas mínimo contacto sexual con otra mujer cuando vivió este momento tan tenso como inesperado con una de sus clientas. La rubia, sin haberse dado ni un morreo al menos con un tía en su vida, de repente se encontró con una morena lesbiana desesperada por meterle mano que, sin que ella pudiera evitarlo, le bajó el pantalón y se puso a comerle el coño. La repartidora no podía creer lo que estaba sintiendo. Jamás se imaginó que una tía le haría ver las estrellas de semejante manera, así que hasta se animó a probar el coño de la morena antes de irse y prometerle que regresaría cuando acabara de currar.
Categorías