Descripción
Nunca sentí tanto placer masturbándome como el día en que mi socio se folló a mi mujer en mis morros. Él le había tenido ganas desde siempre, y se lo pasaba haciendo bromas al respecto. A mi esposa también le gustaba joder con que un día se lo follaría y yo, aunque me reía tomándolo en broma, por dentro me excitaba pensando en la situación. Finalmente una noche, después de cenar los tres juntos, bebimos tanto que ellos comenzaron a tocarse y yo les confesé lo mucho que me excitaría verlos follar delante mío. ¡No perdieron un segundo! Fuimos al cuarto, mi novia le chupó la polla y se pusieron a follar mientras yo me la cascaba mirándolos.