Descripción
Quedarnos solos, charlando, completamente borrachos después de celebrar la noche vieja, fue como abrir la caja de Pandora para mi hermano y para mí. Aquella noche nos besamos por primera vez, nos tocamos y yo, totalmente fuera de control, le hice una mamada. Él, cachondo como nunca, no pudo contenerse y descargó todo el contenido de su polla dentro de mi boca. ¡Nunca olvidaré lo feliz que me sentí al probar por primera vez su lefa! Desde entonces, nos lo pasamos follando. Él es mi amante preferido y siempre, sin excepción, acabo comiéndole la polla para que me dé toda su lechita en la boca. Sin dudas, su leche es la más sabrosa de todas las que probé en mi vida.
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