Descripción
Martina Smeraldi conoció a un tío en la playa que se la ligó fácilmente con unas pocas palabras. Además de ser guapo, el tío resultó ser encantador, seductor y con mucho estilo. Aunque en cualquier otro contexto ella hubiese rechazado la invitación cuando le propuso ir a su casa, en este caso aceptó porque su piso estaba apenas cruzando la calle, y tenía una excelente vista del puerto y el mar. Allí, junto a la ventana, fue justamente donde el chaval acabó follándosela. A la guarra de Martina le encantó que la pusiera a cuatro patas frente al ventanal para que todos los que pasaran por allí vieran como se la follaba.
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