Descripción
Emma Anturin estaba desconsolada. Acababa de descubrir que el novio la engañaba con otra tía, y se sentó a llorar en un banco de la plaza. Allí la descubrió un chaval que, al verla tan triste, la invitó a la casa para consolarla. Después de ofrecerle un vaso de agua, la convenció de que no había mejor forma de olvidarse de los cuernos que vengándose follando con otro tío. Antes de que la colegiala pudiera procesar sus palabras, el tío ya la había puesto a cuatro patas sobre la cama, le había levantado la falda y le estaba metiendo la polla hasta el fondo. ¡Este chaval sí que sabía follársela como merecía! Emma estaba tan contenta que, al final, le chupó la polla y dejó que se corriera sobre su cara.
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