Descripción
Venía calentita al gimnasio ese día la animadora Lana Seymour. Mientras ella entrenaba sus coreografías de animadora, al lado había un chico entrenado con el saco de boxeo y ella no le quitaba ojo. Al final se atrevió a tirarle ficha y el chico, obviamente, le siguió el rollo. Empezaron por magrearse un poco y comerse la boca y acabaron follando como dos bestias salvajes. A la tía parecía que se le iban a salir las tetas con tanto bote, no se ni como no le hacían daño tantos meneos. El tío estaba de lujo, sentado en la banca con la animadora botando sin parar sobre su polla. Eso sí, para acabar quería algo más morboso, así que la chica se puso de rodillas y él le pegó una follada de boca que se la metió hasta la garganta. Luego ella le acabó comiendo los huevos para que él se pajeara y le descargara toda su rica leche en la boca. Fue un polvazo impresionante.
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