Descripción
La jovencita morena no se lo podía creer. De repente, la abuela se había puesto a comerle la polla al abuelo en sus morros, como parte de su plan para ponerla cachonda. La curiosidad invadió a la nieta con tanta fuerza que quiso ser ella quien siguiera con la mamada. Necesitaba probar su primera polla dura… ¡y qué mejor que la de su dulce y tierno abuelo! Mamarle el rabo al anciano la calentó tanto que enseguida se quitó al ropa y se puso a cabalgarlo. Ser follada por el abuelo le excitaba bastante, pero no mas que a su abuela, quién ya se había desnudado antes que ella y se estaba haciendo la paja observando la incestuosa y excitante escena.
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