Descripción
Aunque al principio sintió mucho miedo, al final no se lo pasó tan mal mientras estuvo secuestrada. Es que a esta gitana checa la pillaron por la calle, la encapucharon, la raptaron y la llevaron a un piso en construcción para atarla a una silla. No sabía si la matarían o si exigirían una recompensa para liberarla, hasta que le metieron la polla en la boca y se la hicieron mamar. Con lo mucho que le gusta hacer mamadas, la chupó sin problemas y después, cuando la pusieron a cuatro patas, entendió que estaba allí para ser follada. Después de 48 horas la dejaron en libertad… y muy satisfecha.
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