Descripción
Si había una asignatura que teníamos pendiente era la de follar en el probador de un centro comercial. En realidad nunca nos lo habíamos planteado, hasta el día en que estábamos de compras y cuando entré a probarme la ropa, mi marido entró detrás mío. Para empezar me pidió solo que le chupara la polla, lo cual me pareció interesante, atrevido, morboso y muy excitante. Yo me arrodillé frente a él, él sacó la polla y comencé a mamársela con tantas ganas que quise que me follara ahí mismo. Ese probador era tan grande y cómodo que nos dimos el gusto de echarnos un polvo estupendo.