Descripción
Nomás llegamos a la fiesta en aquella enorme casa con piscina supe que saldría de allí con dos grandes cuernos en mi cabeza. Mi mujer le clavó la mirada al negro de forma tan alevosa que él no paró de mirarla durante toda la tarde. Cuando se puso la bikini, no dejaba de mirarle el culo y las tetas, así que cuando fue al baño y él la siguió, me temí lo peor. Descubrí que mis sospechas se habían hecho realidad cuando regresó y me lo contó todo. El negro entró detrás de ella, le dio un morreo, le quitó la bikini y le clavó la polla en el coño para follársela por detrás primero y por delante después. ¡La polla se me había puesto como una piedra escuchando su relato!
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