Descripción
Cuando el hijastro abrió la puerta y descubrió que la madrastra estaba durmiendo desnuda debajo de las sábanas, no se lo pensó dos veces. Cogió el móvil, le tomó fotos de las tetas y el culo, y comenzó a follársela. Cuando la rubia despertó y lo pilló, se cubrió como pudo y empezó a reñirle, pero ya era demasiado tarde. Las fotos que le había tomado el hijastro eran suficientes para chantajearla y follársela a cambio de no viralizarlas. Por suerte la madrastra disfrutó tanto de la follada que acabó chupándole la polla hasta tragarse la última gota de su corrida.
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