Descripción
El hermanastro de la latina Sofia Aranda sospechó que la guarra le había advertido que no se acercara al baño porque iba a ducharse para que él fuera a espiarla y lo comprobó cuando vio que había dejado la puerta abierta. Cuando Sofia lo descubrió mirándola desnuda, su reacción no fue precisamente la de una tía que estuviera muy disgustada, así que el hermanastro ni siquiera la escuchó, se metió en el baño, le quitó la toalla, la puso a comerle el rabo y se la folló hasta por el culo. Por la forma en la que la zorra gritaba y gemía, era evidente que venía esperando ese momento desde hacía mucho tiempo.