Descripción
A decir verdad, nunca me imaginé que algún día el culito de la hija de mi mejor amigo sería mío. Debo confesar, sí, que desde hace un tiempo que no paro de mirárselo cada vez que voy de visita a su casa, así como a sus tetas y su cuerpazo en general. Claro que, al ser la hija de mi amigo y tener tantos años menos que yo, no creía tener posibilidades de follármela. ¡Qué hermosa sorpresa me llevé cuando me sugirió que la invitara a cenar! Después de aquella cita a escondidas, fuimos a mi piso y se desnudó apenas entramos. Llevaba un conjunto de lencería y medias blancas que me pusieron el rabo a tope, y después de chuparme la polla, me pidió que le follara el culo!
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