Descripción
Esa tarde, mi novio me pidió que lo esperara echada en la cama con los ojos vendados porque quería proponerme un juego. Tan curiosa como excitada, me vendé y me acosté a la hora indicada. Dos minutos después, sentí como la puerta se abrió e, inmediatamente, me metió la polla en la boca. Yo comencé a chupársela con muchas ganas y pronto le pedí que empezara a follarme. En pleno polvo decidí quitarme la venda de los ojos y adivinen qué. ¡No era mi novio sino mi padre el que me estaba follando! El cabrón me había engañado y ya no había vuelta atrás: ya se la había chupado y me la había metido así que… ¿por qué iba a detenerlo si me lo estaba pasando teta?
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