Descripción
Desesperada por las deudas, la asiática fue a la tienda de empeños para intentar vender unos viejos relojes de su padre sin pensar que impactaría al dueño con su imponente belleza. El tío se puso a flipar en colores cuando la vió, y sintió un fuerte deseo de verla desnuda. Estando ella necesitada de dinero no le fue nada difícil. Simplemente, la llevó a la oficina de atrás, le preguntó cuánto quería por una mamada y un striptease y, después de que se la chupara y se pusiera en pelotas, le costó un segundo convencerla de que se dejara follar por un poco más de pasta.