Descripción
Después de haber enviudado, esta abuela jamás pensó que volvería a tener sexo. Por un lado, porque se sentiría culpable de estar con otro hombre y, por otro, porque a su edad creía que ningún tío se fijaría en ella con fines sexuales. ¡Qué equivocada estaba! Algunos años después, cuando acababa de cumplir los 90, el vecino empezó a provocarla hasta que un día, finalmente, le dio la polla que tanto estaba necesitando. La vieja se la chupó con mucho entusiasmo, y se calentó tanto que no tuvo problemas a la hora de desnudarse para otro tío que no fuera su difunto esposo y ofrecerle el coño para que se la follara.