Descripción
Abella Danger está obsesionada con la polla del hermanastro. La primera vez que descubrió que tenía una anaconda entre las piernas fue una mañana en la que fue a despertarlo y notó su erección. La zorra se puso a jugar con el rabo del hermanastro y acabó haciéndole una mamada. Desde entonces, el cabrón se cree el dueño de su hermanastra, y se la folla cuando quiere. Ella es tan puta que nunca se opone, además de que esa inmensa polla le gusta tanto que, así se la meta en la boca o en el coño, ella siempre acaba agradeciéndole.
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